viernes, 13 de abril de 2007

Fichaje individual

¿Qué es un minuto de tu vida si son 20 minutos para ellos?. ¿Qué nos costaría sincronizar los relojes (y los de nuestro entorno) con lo que ellos llaman "400"?...
Esas preguntas son las que me hago mientras espero pacientemente (o no tanto) en una fila como la que hacen los niños de 7 años para salir del colegio. Espero a que alguien ponga la contraseña de fichaje, confío en que no se atasque ese "400" (inventado por primera vez en 1988) y en un medio orden me permita salir antes de que sean y cinco. Ando hasta el torno, tal vez ya son y cinco, y de nuevo deposito mi confianza en los sistemas precarios.
La tarjeta que a veces funciona, a veces no, como todo... en ocasiones, hay que engañarla y volver a entrar, estando dentro, para que te deje salir... una paradoja más de los mundos de Amancio. Y entonces vuelve a formarse una cola como la de antes, y hacemos como en el super, tratar de pasarnos a la fila de la cajera más rápida a ver si conseguimos irnos a casa.
Llegas a la taquilla, con tu espacio vital de medio de metro cuadrado (tirando por lo alto), coges tus propiedades y sales al exterior.
Paseas hasta el coche...(si tu turno es de tardes, das un largo paseo) y te montas. Aceleras, reduces considerablemente para no destrozar los amortiguadores, aceleras, reduces, aceleras.... reduces... esperas que pasen la barrera los dos o tres coches que hay delante tuyo, y ya está. Son y cuarto, y has conseguido salir de tu centro de trabajo.
Y es entonces cuando me pregunto, ¿si un minuto de mi vida son 20 para ellos... no será mi cuarto de hora 300 minutos para ellos (es decir, 5 horas)?.
Fichaje individual le llaman. Dos ordenadores para cuatro equipos de más de 15 personas que deben esperar la señal para que un lector de códigos de barras haga su trabajo...