jueves, 4 de diciembre de 2008

El que no pita no pasa...

Los mundos de Amancio se encuentran más que revueltos.
Hoy se ha celebrado una asamblea (en varios turnos), y nos han mostrado la oferta de la empresa... y la gran diferencia que hay entre "la oferta y la demanda" -con lo que sabe ella de ese tema...
Ahora su situación es ésta: Te doy un poquito, (lo que correspondería al IPC), es decir, más o menos lo mismo que si no estuviesemos negociando unas condiciones a tres años vista y con un convenio nuevo.
Nuestra situación es ésta: Queremos un poquito más... por lo menos lo que otros inditexitos tienen, ¿es tanto pedir?.

Quedan lejos los días del audit... y, sin embargo, aquí nos tienen contando. Sin entender por qué no puede ser, ni acercarse a lo que se le pide. Sin comprender por qué el hecho de tener que hacer algo -propio- un día nos supone 60 euros, o recuperarlo, que viene a ser no tener el disfrute de ese día. Por qué personas que realizan nuestro mismo trabajo en otra región cobran en otras condiciones... y nos hacen sentir, tal vez, sin darse cuenta, infravalorados. Te preguntas por qué debes quedarte una hora extra para acabar una facturación que muchas veces nadie te agradece más allá de 10 Euros. Te das cuenta de que, sin querer, el humor se hace más agrio.
Miras atrás y ves a gente sonriendo, cuando corría sudando entre las tolvas apagando luces como locos y ahora sus caras se tornan en desesperación. Recuerdas risas entre compañeros que picaban a otros diciendoles que habían ganado por 20 prendas en el picking o en inducciones...
Todos necesitamos recompensas, avanzar, sentir que de alguna forma es útil lo que estamos haciendo. La persona humana tiene sentimientos. La empresa, somos conscientes, no es una persona humana, por eso no se le puede pedir que nos dé una palmadita en la espalda. Pero sí podría de alguna forma hacernos entender; como el padre que no ve a sus hijos y lo expresa a su manera.
Siempre son números... en matrículas, en facturación, en operarios...en el día a día, dentro y fuera de los mundos de Amancio. No sé si es fácil decir que no, pero mucho más complicado es entenderlo cuando te lo dicen.
Un saludo.