martes, 17 de febrero de 2009

sábado, 14 de febrero de 2009

Despedida de Dani Andrés



"Esto es para decir adiós.
Cinco años y nueve meses después, estoy de nuevo en la calle, casi en el mismo lugar, más viejo, más gordo, algo más sabio y más calvo. Tras más de cinco años, me despiden, flanqueado por jefes de área y una representante de recursos (in)humanos. Improcedente, 45 días por año y al paro. No ha hecho falta ERE. Sólo echar un poco de mierda sobre mi trayectoria laboral en Plataforma, unas cuantas mentiras y una carta de despido firmada. Ni un aviso de algún encargado, ninguna señal. Sus mentiras les hacen sentir bien, para así no soportar el peso de una conciencia sucia e injusta. El pataleo no sirve, es como dar patadas a un muro de piedras. Decisión tomada y irrevocable. A casa siete horas y media antes. Sueño cambiado y vueltas en la cama.
Después de más de un lustro me voy-me echan, con la cabeza alta, consciente de mis errores y de mis aciertos, de mi trabajo y de mi esfuerzo. No me siento culpable, tampoco especialmente orgulloso, he hecho mi trabajo. Triste al ver para lo poco que ha servido todo lo que he hecho.
Dejo la ira y casi todo el rencor. Me llevo un poco, sólo un poco, para tirar pa'lante y mantener las fuerzas. Allí dejo las horas extras, el hilo musical, a ciertos mandos, los horarios kafkianos de los inicios, la incompetencia y la ineptitud, las decepciones personales, el color azulcasinegro, el zumbido del carrusel, el dolor de espalda, de hombros, de muñecas, de piernas, las malas formas, las apariencias, las 8 horas de pie, los trepas, los lamesuelas, los "si tú das a la empresa, la empresa te da", el sobresfuerzo, la desmotivación, las negligencias,... Dejo lo malo para siempre. Pero también me llevo cosas buenas. El recuerdo de muchos compañeros, su amistad, su aprecio, su trabajo y su esfuerzo sin recompensa, las risas. Gente válida e infravalorada, que hace horas o no, que lucha cada día contra las circunstancias y la torpeza de algunos de los que toman decisiones. Gente buena que no necesita pisotear a nadie para llegar a algún sitio, ni para demostrar nada, que te ayuda, a la que cuentas penas y alegrías, que hace que todo esto funcione, los que hacen que todo esto ande y dé dinero. Gente de Confección, de Paquetería, de Descargas, de Carga, de Exportación, algunos encargados (los profesionales), los que un día se fueron.
Fin. Se acabó una época de mi vida, con cosas buenas y malas, con éxitos y fracasos. Etapa en la que he aprendido lo que no quiero llegar a ser, ni a quien no me quiero parecer, he aprendido a conocer la buena amistad, el compañerismo, el tirar adelante a pesar de todo,... Gracias a tod@s, a l@s que me aprecian y quieren a l@s que no, también. Gracias por soportarme en mi época de apoyo, por la ayuda cuando me relevaron y me exiliaron a Paquetería,... Gracias a todos y todas, por todo.
Pronto nadie se acordará de mi, lo normal. Yo nunca olvidaré estos años. Soy uno más, otro número, nadie especial, alguien prescindible, pero persona, por encima de cualquier cosa. Me voy con la cabeza muy alta, nunca de rodillas.
Adiós, hasta siempre, y suerte, mucha suerte.
Dani Andrés."

viernes, 13 de febrero de 2009

Vendedor de sueños

No quiero ser un vendedor de sueños y descubrir que de vender ilusiones se me han acabado. No quiero volar tan alto que me quede sin aire, ni sentir que me cortan las alas. Toco, a menudo, con los pies en el suelo, y sigo el ritmo de la música que suena, a veces, sólo en mi cabeza. Dos brazos y dos piernas son suficientes, pero, en ocasiones, no basta.
No engaño, vendo mis sueños rotos baratos y siempre regalo los que nunca he atrapado. La realidad no es ni tanto ni tan poco, es lo que alguien quiere que sea.
Vendiendo sueños... e intentando comprar los míos.

lunes, 2 de febrero de 2009

Horarios...

Muchos ya tienen (tenemos) ganas de saber qué será de nosotros a partir del 1 de marzo. Poder adecuar nuestro ritmo de vida a un horario, o no. Saber si seguiremos rotando o por fin podremos dormir sin convencer a nuestro cuerpo de que ya es la hora de ir a la cama, y descubrir que lo hace por sí mismo.
Hay quien prefiere mantenerse en su sección, primando esto sobre el ritmo de su vida. Es curioso que sea así, cuando en realidad, el trabajo es un medio de vida, y el resto de nuestras horas deberían ser para nosotros. Sin embargo, el ser humano es un animal de costumbres y le cuesta cambiar. Se siente seguro en su entorno y conociendo lo que le rodea, y prefiere mantenerse en "su sitio".
El turno conflictivo para muchos es la tarde, y supongo que es el que más problemas dará para ser cubierto. La mayor parte del planeta prefiere levantarse por el día y dormir por la noche, aunque encontramos a los insomnes... que duermen cuando el resto se levanta (entre los que también se distinguen los que necesitan ese plus de dinero -que a nadie viene mal.)
Ahora, tocará esperar a que se determine si "cabemos" o no en el turno que queríamos. A ver si se hace de una forma global, o tal vez, progresiva...
Simplemente... esperar.
Un saludo.